miércoles, 6 de mayo de 2009

Una sonrisa, unos rulos, la mirada más inocente, el deseo que hace poder

Casi siempre que deseo es locamente, así es que las esperas me sientan eternas. Si me pongo a pensar, seguramente llegue a la conclusión de que dentro de mi propia experiencia hay excepciones, lo que prueba que no es regla universal esa de que la longitud temporal las hace más especiales. Quizás incluso el mismo beso, a diferente hora de día, tenga otro sabor. Lo que sé es que siempre es sólo con los primeros primeros, ese instante previo a que los labios se toquen por primera vez, mientras los cuerpos se acomodan y que, por más torpe que sea, es siempre coreográfico, lleno de adrenalina, y esa sensación de instante-milagro en el que lo que se desea por sobre todas las cosas está a punto de volverse realidad ... que genial

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