Mi “nos vemos”, tu “quizás”,
tu veneno, mi antifaz,
los besos que me diste de propina;
mis pantalones, tu sillón,
la ingenuidad, la tentación,
el género, el estilo y mi poesía.
Ya no me des más la espalda y no me des la razón;
sos mi manzana prohíbida preferida,
¿cómo no iba a escribirte una canción?
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